sábado, 15 de octubre de 2011

Nunca llegaré tarde

Sé que pensaste que no llegaría; sé que aunque creías que lo haría, en algunos momentos dejaste de verlo; sé que en momentos gritaste pensando que no te escuchaba; sé que has dicho ¿Dónde estás?; sé que has mirado al firmamento tratando de verme; pero aunque mirabas para todas partes tratando de encontrarme, Yo Soy el que siempre he estado a tu lado, tan cerca de ti como para sentir los latidos de tu corazón. Y aquí estoy, hoy quiero decirte algo…

Hij@ mi@, muchas son las razones por las que has llorado últimamente, he visto tu lento caminar y tú esfuerzo por no dejarme, ni tomar otro camino, he sentido tus gritos, tu desesperación, he escuchado tu muchas palabras, algunas de reclamos, otras de ¿¡porque!? He visto todo lo que has hecho hasta hoy y con tristeza te digo, algunas me han herido y otras me han causado tristeza, ¿Por qué no crees en mí, aunque dices hacerlo?

Yo he estado a tu lado en cada momento, te he esforzado para que sigas adelante, te he sustentado para que no te falte nada, te he ayudado para que veas mi rostro aun en medio de la oscuridad, te he tendido mi mano y te he dicho “Aquí estoy ven y hablemos”; pero sé que en algunas veces no has podido verme a causa de tu ansiedad y desesperanza, pero aun así Yo he estado ahí para ti siempre, y aun me dices ¿Dónde estás?

¿Acaso crees que no lloro al ver que con todo mi poder he tratado de que me veas, pero parece que nunca lo harás? La lágrimas no solo son algo humano, también son Divinas, porque las lágrimas en muchos casos demuestran un amor profundo, y es por mi amor eterno hacia ti que lloro al ver que he estado siempre a tu lado pero parece que en los momentos que más dices necesitarme, no me ves y dices que Yo no estoy.

Como quieres que te diga, Hij@ mi@, que te Amo como nunca nadie jamás te Amará y que me deleito en ayudarte a seguir, me deleito en Amarte; si no fuera así no hubiera entregado a mi propio Hijo para que pudiéramos hablar y pudieras verme y aun pudieras estar conmigo por siempre; ¿acaso si tu tuvieras un hijo lo entregarías para que lo trataran de la forma en que trataron a mi Hijo Jesucristo?

Deja de mirar para otras partes y ¡Mírame! Yo estoy acá, vine hoy a ti, aunque tú no creas que sea posible, vine hoy a ti aunque no hayas creído todo este tiempo, aunque decías hacerlo, dudabas y aun dudas de que Yo sea Dios y que puedo hablarte donde sea, como sea y a la hora que quiera, a través de la persona que Yo elija para hacerlo; pero tus propios estándares han hecho que tú mismo limites mi querer hablarte, pensando que muchas cosas no pueden pasar, dime ¿Qué es imposible para mí? Yo Soy el que Soy y Yo Soy tú Dios, deja ya de hablar sin creer, de pensar sin creer, de orar sin creer; cree, porque para mí nada, absolutamente nada, es imposible.

He venido porque he visto tu dolor, y he decidido hablarte y decirte que estoy muy cerca de ti, más que tus propios latidos, más que tu corazón, más que tu sangre; vine para decirte que Te Amo Eternamente y que no mires más para otras partes, ven para que hablemos, si sientes que no puedes, yo te ayudo a seguir, pero ven hablemos, ven y háblame, ven y dime que es lo que necesitas, ven y háblame a cada momento; ¿porque sigues diciendo que soy tu Dios? pero no has entendido que Soy tu Dios, sigues creyendo que no puedo hacer ciertas cosas, sigues tú mismo limitándome, tratando de decir que puedo y que no puedo hacer.

Con amor quiero decirte que deja ya todo lo que te estorba, deja ya todo lo que te aparta poco a poco de mí, deja ya todo lo que sabes que no te está ayudando, deja ya todo lo que no te deja crecer; perdona, ve y perdona; ama, ve y ama, ayuda, ve y ayuda; deja ya todo lo que te causa un obstáculo; y si no puedes, ven que Yo sí puedo y te ayudo a hacerlo; pero ven, ¡ven! Yo estoy ahí, cerca muy cerca de ti.

Hoy vine especialmente para decirte, seca ya tus lágrimas, porque aunque no lo creyeras, vine a ayudarte, vine a mostrarte que mi poder es inalterable, imperecedero; vine a mostrarte que Yo Soy Omnipotente y mi poder está al alcance de tus manos; pero sobre todo vine para decirte que Te amo y en este mismo instante te abrazo con mis brazos; mis brazos te rodean; siente paz y tranquilidad; llora, pero llora de paz y de tranquilidad, llora para desahogarte, abrázame fuerte y siente mi amor por y para ti; siente cuanto te amo y no vuelvas a decir ¿Dónde estás?, no vuelvas a orar sin creer ni a pensar sin creer ni a hablar sin creer, porque Yo Soy el que estoy aquí abrazándote, y Yo Soy quien te ayudará siempre; ahora escucha esto… Toda tristeza ¡se va!, Todo dolor ¡se va!, toda enfermedad ¡se va!, recibe paz, recibe sanidad, recibe liberación, recibe fuerzas, recibe mi amor, y no vuelvas a pensar que estoy lejos y que me he ido de tu lado, porque nunca lo haré, a menos de que tú lo quieras; ¡Recibe sanidad! ¡Recibe liberación! ¡Recibe paz! ¡Recibe tranquilidad! ¡Recibe Fuerzas! ¡Más! ¡Más! ¡Recibe mi amor! ¡Abrázame! y siente mi amor, el que hoy he venido a mostrarte, es el mismo que te doy todos los días; seca las lágrimas de dolor, porque Yo he quitado todo eso de ti y te he dado paz, ¿la sientes? ¡Respóndeme! ¿La sientes?, ¿recibiste? ¡Respóndeme! ¿Recibiste?… Sigue adelante, Yo estoy contigo, nunca olvides que Yo estoy contigo y que estoy cerca muy cerca de ti, observándote, escuchándote y mirando lo que haces; no te preocupes por nada porque MI PROTECCIÓN VA CONTIGO, adelante, sigue adelante, y sigue luchando, YO VOY CONTIGO, Te Amo Hij@ Mi@, Bendiciones, Muchas Bendiciones; y sobre todo nunca olvides algo que muchos pero muchos han olvidado…

YO NUNCA LLEGARÉ TARDE

Autor: Juan Carlos Vidal

MOMENTOS

Hay momentos dulces, hay momentos tiernos, hay momentos grandes, hay momentos pequeños, hay momentos altos, hay momentos anchos, hay momentos inolvidables, hay momentos memorables, hay momentos lindos, hay momentos especiales, hay momentos felices, hay momentos inquebrantables, hay momentos tristes, hay momentos inalterables, hay momentos insuperables y hay momentos inexplicables… como ahora.

Toda nuestra vida se compone de momentos, algunos llegan a ser la expresión absoluta de la felicidad, pero siempre está el lado contrario, la expresión absoluta de la tristeza.

Pasamos de momentos en momentos, tratando de vivir una vida agradable para Dios. Un día estamos seguros de lo que tenemos y al otro día, en tan solo un momento, todo cambia de la manera más abrupta, sin pedirnos permiso, sin carta de invitación, sin previo aviso; solo cambia, y cambia todo lo que creíamos seguro, en un solo momento.

Hay momentos en los que, como ahora, no entendemos porque hay momentos los cuales son tan difíciles de explicar, momentos en los que la vida da un giro de 180° y quedamos de espaldas a la realidad. Momentos incomprensibles.

Dios tiene definitivamente un propósito, eso es seguro, pero todos en algún momento nos hemos preguntado ¿Por qué está pasando esto? Y hemos dicho “Dios por favor ayúdame, porque no entiendo nada de lo que está pasando en este momento”, momentos inciertos, momentos desiertos.

Sé que muchos, por no decir todos, que en este momento están leyendo esto, sienten impotencia en algo, en alguna área, por no poder comprender que es lo que pasa, cual es el propósito, que es lo que Dios quiere. Momentos pensantes, momentos creyendo.

Es completamente cierto que Dios es el dueño absoluto de nuestras vidas, pero no todo lo que nos pasa en aquellos momentos es porque Dios tenga algo que ver. Algunos de nuestros momentos son provocados por nosotros mismos, por nuestras actitudes, por nuestra incredulidad, por nuestra desobediencia, por nuestra falta de fe; por eso siempre hay que preguntarnos si estos momentos no son culpa nuestra y examinar en que momentos hemos hecho algo para que esto ocurra. Momentos premeditados, momentos inminentes.

Hay momentos que salen de la nada, que llegan de sorpresa y cambian todos nuestros planes; momentos que no pensamos volverían, momentos que no esperamos en la melancolía, momentos que negábamos, momentos que estaban borrados; pero que cuando menos lo pensamos, momentos que aparecen, momentos insolentes.

Para todos los que están pasando por momentos de tristeza, porque para la felicidad no hay cura; Dios es fiel, amigo, Señor, Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente, Omnividente, y él nunca nos ha dejado solos, ni lo hará, mientras tengas claro que él es el Señor de tu vida.

Jesús también paso por momentos de suprema felicidad, y de absoluta tristeza; tanto que llego un momento en el que lloro lágrimas de sangre, cosa que ni tú ni yo hemos hecho. Por eso Jesús comprende exactamente nuestras lágrimas y nuestro dolor en esos, aquellos, o estos momentos. Si sientes que ya no puedes más, ve y póstrate ante Jesús, estoy seguro que él sabrá entender perfectamente lo que te pasa en este momento. Momentos amorosos, momentos solos.

Indiferentemente de quienes seamos, donde estemos, donde leamos esto; todos, absolutamente todos, estamos pasando por momentos; pueden ser felices, tristes, amargos, acompañados, solos, grandes, diminutos, lejanos, cercanos, pero son momentos. ¿Cómo estás en este momento? Te pido que mientras lloras, siente el abrazo poderoso de Dios que siempre ha estado y estará en todos tus momentos, a pesar de que creas que se ha ido y te ha dejado solo, a pesar de que no veas que esté actuando, Jesús siempre estará en todos estos momentos, en todos y en cada uno de ellos. Momentos callados, momentos silenciados.

Si en este momento sientes que ya no puedes más, ¡Detente por un momento!, arrodíllate y habla con Jesús, llora a su lado, llora en sus piernas, desahógate, dedica un momento para contarle porque en este momento te sientes así, que está pasando, que quieres, que no entiendes… y comienza a sentir como en ese momento todo se va dispersando, el sol comienza a salir, las nubes se alejan, la lluvia cesa, los pajaritos cantan; Dios ha pintado un nuevo día para ti, en este mismo momento, abre tus ojos y mira el firmamento, el cielo totalmente despejado, todo se ve con claridad… Jesús te dice: “Hijo mío, al igual que tú, yo también pase por momentos de angustia, yo también camine sintiendo que no podría más. Sé exactamente lo que estás pasando, se exactamente lo que estás viviendo, sé que ya no puedes más… pero ¡mírame a mí! Aquí estoy yo para ti, para comprenderte, para ayudarte, para alentarte a seguir adelante, para sostenerte, para amarte, para decirte que en todos y en cada uno, en los fáciles y en los difíciles, ahora, mucho más ahora, estoy en estos momentos a tu lado. Sé que me necesitas y nunca te dejaré, nunca te abandonaré. Confía en que yo estoy y estaré en todos tus momentos. Te amo”

A pesar de que no entendamos este momento, sigamos caminando, sigamos adelante, porque un día veremos a Dios y podremos correr hasta él y decirle, gritarle… “¡Gracias Dios por haber estado en todos esos momentos…!” y lloraremos abrazándolo para siempre.

“Gracias Dios por esos, aquellos y estos momentos, aunque no comprendamos lo que pasa ahora, aunque no entendamos muchas cosas, sabemos que tú estás a nuestro lado. Guíanos, tómanos de tu mano y no nos sueltes nunca, ayúdanos a ver más allá, y a entender cuál es el propósito con todo esto, aunque ahora no lo veamos, creemos. Gracias por todo. Gracias por ser nuestro Dios. Regálanos tu bendición absoluta ¡en este momento!”

Mientras Dios esté con nosotros en cada momento, seguiremos adelante; y yo no sé ustedes pero…

“…En cuanto a mí, te cantaré por la mañana; anunciaré a voz en cuello tu amor y tu poder. Pues tú has sido mi protección, mi refugio en MOMENTOS de angustia”

Salmo 59:16

Hay momentos inexplicables, hay momentos insuperables, hay momentos inalterables, hay momentos tristes, hay momentos inquebrantables, hay momentos felices, hay momentos especiales, hay momentos lindos, hay momentos memorables, hay momentos inolvidables, hay momentos anchos, hay momentos altos, hay momentos pequeños, hay momentos grandes, hay momentos tiernos y hay momentos dulces… como ahora.

Autor: Juan Carlos Vidal

sábado, 1 de octubre de 2011


cuan grande es tu amor ....infinito gracias por tu bondad, misericordia, amor....Gracias mi Jesus mi Amado